No se trata de hacer balance pormenorizado de los festejos uno a uno que podría ser interminable, tampoco de hacer un balance general con el que sentemos cátedra, porque el balance final ha de hacerlo el aficionado que en esta feria taurina ha asistido cada tarde al abono y que en mayor o menor medida sacará sus conclusiones de si ha disfrutado o no con lo que en el coso de la calle de la Feria haya podido ver.
Pase de Curro Díaz a un Toro de La Quinta. |

Por Jose Luis Parreño,
colaborador de la cadena COPE
En mi opinión, en primer lugar hay que felicitarse por la asistencia de público. La plaza de toros de Albacete sigue siendo un oasis dentro del panorama taurino español, con un abono caro, pero con respuesta fiel de los aficionados de la capital y provincia y el público foráneo de otras localidades cercanas, que en varias ocasiones han llenado y reventado el aforo y en las que menos, quizá en las novilladas picadas, se ha registrado una entrada de tres cuartos de asistencia.
No hay duda que a la empresa le salen los números y eso permite jugar de antemano con las contrataciones para encajar la composición de los carteles, que en su día los calificamos de equilibrados y en líneas generales no han defraudado. En mi opinión, la empresa, aunque sigue colando ganado y toreros de la casa ha estado a la altura de lo que la Feria de Albacete viene exigiendo.
Si nos referimos al triunfador de la Feria habría que hablar con satisfacción de Rubén Pinar con seis orejas cortadas. Batallador, bullidor y templando y mejorando su toreo cada día gracias a Manuel Amador que debe insistir en darle el pellizco artístico que en mi opinión el tobarreño aún necesita. No se trata de dar pases más o menos limpios y sin enganchones, el componer la figura, variedad en el repertorio de pases y sentirse de verdad torero, como pudimos ver en su primera comparecencia, en la que llevó enroscado a su cintura a su primer enemigo al que cortó dos orejas de peso, pueden hacer de él el mejor embajador de la afición albacetense. Al hilo de esto, habría que comentar que el verbo ceñir no se ha conjugado demasiado en esta feria, y si algo vimos de pases ceñidos, se lo vimos a Pinar, lo que le valió a la postre ser incluido en la última del abono, y nos hace augurarle una buena racha de triunfos que deberá ratificar el 25 de Septiembre en Madrid ante toros del Conde de la Maza.
Manzanares con "Currillo", Toro de J. P. Domecq. |
Y por terminar con el apartado de toreros, sorprendernos con la actitud de El Fandi y Enrique Ponce que en tres ocasiones se encararon con el público ante alguna manifestación de protesta. Algo casi inédito en esta plaza.
En el capítulo de ganaderías no podemos ocultar que es un clamor lo justo de fuerzas con las que han venido los astados y que hemos podido comprobar en toda la variedad de encastes, incluidos los de La Quinta-Santa Coloma que siempre despiertan expectación y que no pasaron del habitual juego desigual y faltando ese punto de casta común a todas las corridas que han pasado por el abono.
Si pudiéramos hacer un diagnóstico general, salvando la excepción de los que fueron arrastrados con protestas del público como síntoma de la falta de sintonía que ha habido casi todas las tardes entre afición y presidencia, calificaríamos a toda la cabaña de bien presentados, muy justos de fuerzas y casta en general, pero sobre todo faltos de la emoción que en este momento necesita el público para apuntalar su afición a la fiesta de los toros tan hostigada desde diferentes sectores.
Podríamos extendernos mucho más, tan solo lamentar la ausencia de Roca Rey que ya el año pasado no pudo asistir y que deberá ser incluido, si las “cornás” lo permiten, en los carteles de la Feria del año que viene, que no olvidemos que son las del centenario de la plaza.
De la Presidencia, la urgencia en la sustitución de la banda municipal y el controvertido criterio de la afición, nos ocuparemos en otras crónicas más adelante.
El Toro "Danzarín" de la ganadería de Montalvo embiste sus 572 kilos contra la barrera de La Chata. |
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