Más de 100 años llevan los espectáculos cómicos taurinos entre nosotros. Los comienzos por ganarse un público fueron costosos. Al igual que El Bombero Torero, bandas musicales como El Empastre, dedicaron su empeño en hacerse con un hueco dentro del mundo taurino. El pasar de los años, demuestra que esta insistencia no fue en vano.
Por el año 1953, Pablo Celis organiza un espectáculo cómico-taurino-musical denominado “EL Bombero Torero” al que agregaba una agrupación de ocho Enanitos Toreros, y cuyo éxito le hizo recorrer toda la geografía española, hasta que se aparta en el año 1996, después de 43 años haciendo disfrutar al público que acudía a contemplar de sus actuaciones. Pero no acaba aquí la historia, el espectáculo tiene que continuar. Por lo que se hacen cargo del mismo sus hijos Eugenio y Manuel. Los dos tenían la suficiente experiencia en este tipo de festejos, puesto que en tiempos pasados participaban y desfilaban tras la banda de música dirigida su padre.
La iluminación sobre este tipo de festejos, le viene a Pablo Celis estando en el teatro donde trabajaba, puesto que siempre había de guardia un bombero preparado para cualquier contingencia que pudiera ocurrir. Este bombero, al parecer, poseía un gran bigote y era una persona muy amable. Pablo, se fija en él y crea “EL ESPECTÁCULO”. Éxito total el que obtiene con “El Bombero”. Las Plazas llenas. El cartel de No hay billetes muchas de las veces. Buena crítica por parte de la prensa. Todo ello, hace que la obra creada por Pablo Celis, sea la más grande en este tipo de espectáculos.
Pero llega la evolución de la sociedad, la aparición de nuevos espectáculos tanto similares como drásticamente diferentes, las normas cambian en detrimento de este tipo de actuaciones, etc. Este cúmulo, hace que “El Bombero” baje notablemente el número de actuaciones, dirigidas en este momento por Eugenio y Manuel, sus hijos. Con todo, se mantienen en más medio centenar de actuaciones anuales.
Pero llegan los políticos, y como en otras tantas ocasiones, “la cagan”. Prohíben este tipo de espectáculo que tanta hacían afición entre la gente joven, que daba oportunidades a futuros toreros y que tanto entretenía a los mayores.
Son muy emotivos los recuerdos que tengo de este espectáculo, al que solía acudir en compañía de mis padres y hermanos. Unos bocatas en la bolsa, unos refrescos, y listos para la diversión. Seguramente que algún día saldrá alguna foto en la que aparezca alguno de mis hermanos, o yo mismo, con alguno de los que configuraban este extraordinario grupo de artistas, a modo de las que vamos a ver en esta publicación. Para mi padre, si había tenido corrida por la tarde, esto suponía trabajo extra, ya que al habitual de mandar las fotos a las distintas redacciones, se unía el acompañarnos y de paso, disparar con su cámara, algunos momentos de la función.
Entre las fotos que vais a ver, os incluyo una entrevista que he encontrado, como no del semanario El ruedo, en el que hacen una entrevista a Eugenio, uno de los hijos de Pablo Celis, que continuó con este espectáculo. Espero que os guste y os haga, aunque solo sea por un momento, retroceder a la época en la que erais… más jóvenes. Nos vemos y, ¡Feliz verano!
Basado en el artículo de http://www.taurologia.com titulado: Pablo Celis "El Bombero Torero", un personaje histórico en la Fiesta.
EL RUEDO 19 de febrero de 1974
EN BROMA Y EN SERIO CON EL BOMBERO TORERO
Entrevista a Eugenio de Celis Díez
- ¿Les llaman los «salvafiestas»?
- ¡Si, pero esa es la misión del honrado Cuerpo de Bomberos: salvar lo que sea!
Me le presentaron cualquier día en cualquier sitio. Se llama Eugenio de Celis Díez. Y tras el ritual, se adelantó y me dijo:
- Pero me conocen por El Bombero Torero…
Me sonaba a mí su cara. También me expliqué la coincidencia en sitio y hora. Me expuse a un revolcón. Pregunté:
- Creo recordar que El Bombero Torero se llamaba Pablo de Celis, que aún está en la memoria de todos.
- Es cierto; ése fue mi padre, y fue único. Lo que pasa es que no me dejó terminar el grado de dinastía. Yo soy el Bombero «dos palitos».
Identificado EL INTERLOCUTOR PROSEGUIMOS EL DIÁLOGO.
- Últimamente les llaman los «salva-ferias». ¿Es cierto?
- Esa es la misión del honrado Cuerpo de Bomberos. Lo mismo le llaman para apagar un fuego que para achicar un sótano inundado, para rescatar un gato de una torre. Si los empresarios nos llaman, y además les aliviamos, estupendo.
- ¿Por qué no es bombero-bombero, o torero-torero?
- Quise ser torero; pero cuando me vestí de luces parecía más bien un «soldao» romano.
- Y eso, ¿Qué hace el caso? A Vicente Pastor se lo llamaron.
- Pues que el toro se transfiguraba en vengador de todos las mártires cristianos de la Historia y no me daba ni un minuto de tregua. Me decidí por seguir los pasos de mi padre, y aquí estoy.
- Entonces, de bombero, ¿nada?
- Un respeto. Mi padre fue presidente honorifico del Cuerpo de Bomberos de Madrid y capitán del de Manizales. Con un grado menos, el de teniente, me distinguió el arriesgado Cuerpo de la ciudad colombiana. Además, en lo práctico, yo contribuí muy eficazmente en la extinción de un fuego en la plaza de toros de Valencia.
- ¿Llegará a tener la misma categoría de su padre?
- Mire; mi padre, aunque era un hombre sin cultura, era muy inteligente. Creo que jamás llegaré a brillar a su altura.
- ¿Considera sacrificada su profesión?
- Desde luego, aunque no tanto como la del bombero de verdad. Pero es un sacrificio grato. Preferimos superar las cien actuaciones a llegar a las ochenta. Los desplazamientos, le brega, el renovar «gags», actualizar parodias y ponerse ante el becerro es sacrifico.
- Entonces, ¿otra vez salva-ferias en la temporada 1974?
-Dispuestos a desparramar alegría en las plazas de toros del país.
- Y eso, ¿Qué hace el caso? A Vicente Pastor se lo llamaron.
- Pues que el toro se transfiguraba en vengador de todos las mártires cristianos de la Historia y no me daba ni un minuto de tregua. Me decidí por seguir los pasos de mi padre, y aquí estoy.
- Entonces, de bombero, ¿nada?
- Un respeto. Mi padre fue presidente honorifico del Cuerpo de Bomberos de Madrid y capitán del de Manizales. Con un grado menos, el de teniente, me distinguió el arriesgado Cuerpo de la ciudad colombiana. Además, en lo práctico, yo contribuí muy eficazmente en la extinción de un fuego en la plaza de toros de Valencia.
- ¿Llegará a tener la misma categoría de su padre?
- Mire; mi padre, aunque era un hombre sin cultura, era muy inteligente. Creo que jamás llegaré a brillar a su altura.
- ¿Considera sacrificada su profesión?
- Desde luego, aunque no tanto como la del bombero de verdad. Pero es un sacrificio grato. Preferimos superar las cien actuaciones a llegar a las ochenta. Los desplazamientos, le brega, el renovar «gags», actualizar parodias y ponerse ante el becerro es sacrifico.
- Entonces, ¿otra vez salva-ferias en la temporada 1974?
-Dispuestos a desparramar alegría en las plazas de toros del país.
¡ADMIRANDO AL BOMBERO TORERO!
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