viernes, 10 de enero de 2014

FESTIVAL TAURINO EN LA CHATA

Pues resulta que buscando información sobre este carrete, me he encontrado con una publicación de MAXIMILIANO CLAVO (Corinto y Oro) del año 1924, titulado CHARLAS TAURINAS. En este, amén de otras varias cosas, todas ellas dedicadas al toreo, habla de los festivales taurinos de entonces, y puesto que el carrete que a continuación veremos, corresponde a uno de ellos, pues viene al hilo.

CHARLAS TAURINAS
POR
MAXIMILIANO CLAVO
(Corinto y Oro)
LIBRERÍA "FERNANDO FÉ" MADRID 1924
Los "grandiosos" festivales
Diariamente llegan mis manos sendos programas anunciadores de dislocantes becerradas, que ahora están en todo su furor. Las becerradas en Madrid tienen su época oficial y su especialísimo y seguro público. Agrupaciones gremiales, de comercio, de oficios varios y burocráticas celebran su grandioso festival taurino en la "plaza grande" con loco entusiasmo, como vecindades de caso todos los distritos celebran sus clásicas verbenas, y como todos los innumerables partidos políticos que están resueltamente decididos a salvar a España celebran sus magnas asambleas y sus mítines, grandiosos también como los festivales taurinos referidos.
Como toreadores en las clásicas becerradas madrileñas, desfilan anualmente por el ruedo de la mezquita taurina un centenar de jóvenes que salen, "marchosos", resueltamente decididos a afrendar a sus novias, como símbolo amoroso, media verónica belmontina o un par "magritesco", aunque en muchos, muchísimos casos, la ofrenda de amor no pasa de un revolcón o de una caricatura de "espantá" de las que con tan lisonjero éxito cultiva nuestro gitano torero Rafael "el Gallo".
También se dan en las becerras los casos aros e imberosímiles de que un fiel dependiente de pescadería u otro gremio o un aprendiz adelantado de peluquero, tenga la desgracia de que un becerro se le meta debajo de la muleta, "le quite la espada de la mano" y resulte de este trance una soberbia estocada, pura chiripa. Ante tan inesperado suceso, el sorprendido joven se ve atacado por una perturbación mental, que desde aquel "frascuelino" momento destruye la tranquilidad de su vida, porque tiene la convicción de que los besugos judías y la brocha eran cosas prosaicas y despreciables que estuvieron deteniendo su verdadero camino, que es el de seguir las gloriosas huellas de "Machaquito", al que (desde que el ternero le gastó la broma de meterse él mismo el estoque en el sitio vulnerable) pretende no sólo igualar a Machaco, sino pasar una esponja por su recuerdo.
Cierto que en estas becerradas gremiales se han iniciado algunos toreros de reputación, como Emilio Méndez, Antonio Sánchez, Juan Luis de la Rosa y Eladio Amorós, entre otros. Pero ciertísimo que el noventa y ocho por ciento de los que se dedican a de lleno al arte, a partir de la chiripa en la becerrada, ni son para el toro, ni son para el mostrador, ni son para el sillón barberil. Y, ¡ay! se pierden para toda su vida.
Fuera de estas lamentables derivaciones, las becerradas constituyen en simpatiquísimo y sano regocijo popular, en el que una multitud, generalmente joven, humilde y optimista, da rienda suelta a una de las más honradas manifestaciones de la humana psicología: reír y reír a mandíbula batiente, porque en estos festejos se ven cosas, casos y hombres de verdadera chispa, que desternillan a la concurrencia con las diabluras que se sacan de la cabeza.
En cambio, no tiene ninguna oportunidad lo de introducir seriamente unas carreras pedestres en un "grandioso" festival taurino, como veo en uno de los sendos programas que diariamente me envían a la Redacción.

Ahora toca ver las fotos. En principio ha sido casi imposible identificar a los dos maestros que en ellas se ven. Y digo casi, porque todos los caminos indican que el primero que veremos es Pablo Lozano Martín, torero nacido en Alameda de la Sagra (Toledo), también conocido como "La Muleta de Castilla". 

PABLO LOZANO





En esta imagen, a la derecha podemos distinguir a El Barberillo.

Con el segundo espada, pasa más o menos lo mismo que con el anterior. Los indicios me llevan a ponerle el nombre de Paco Navarro López, también conocido como "Curro Alarcones", torero nacido en Barrax (Albacete).

PACO NAVARRO







Tanto en la imagen superior como en la inferior, podemos ver a un gran conocido taurino albaceteño, dando la vuelta al ruedo junto al espada, a la izquierda de este, Melquiádes López Junquera II.
Ahora que has visto las fotos, ¿Los conoces? Si es así, haz un comentario pinchando en el botón inferior, o manda un correo a mondejarfoto@gmail.com y dímelo para ampliar la información con datos de ellos.

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